Comienzo mi disertación expresando que, sin lugar a dudas no comparto criterios con la expresión con la que titulo el escrito, manifiesto abiertamente tal circunstancia fundamentado en los argumentos éticos que a continuación enunciare.
Lo primero que debemos tomar en cuenta es la diferenciación existente entre el concepto de Moral y Ética, pues estos, frecuentemente son confundidos a nivel del conglomerado social.
En ese sentido tenemos que, La ética estudia la moral y determina qué es lo bueno, y desde ese punto de vista, cómo debemos actuar en comunidad. Es decir, es la teoría o la ciencia del comportamiento moral. Se puede clasificar como lo que define a algo, como bueno o malo, a diferencia de la moral, que define lo correcto e incorrecto. En la vida cotidiana constituye una reflexión sobre el hecho moral, busca las razones que justifican la utilización de un sistema moral u otro.
Ahora bien, entratándose de lo que nos ocupa, refuto el planteamiento, basado en un cuestionamiento efectuado en el texto “Ética para periodistas”, "¿es viable que coincidan o son realmente independientes la Ética y la Técnica?", a lo que se responde que la pregunta es totalmente valida porque en el abanico de posibilidades educativas, hablando concretamente de las profesiones que existen, estas dos alternativas, no siempre armonizan. Nos dicen que es totalmente considerable ser un profesional de óptimas calidades técnicas, y de pésimas calificaciones éticas, verbigracia, un Abogado de las más altas técnicas profesionales que olvida las normas éticas de su profesión y convierte su ejercicio en un negocio de elevadísimos rendimientos.
Planteado lo anterior, que quiero manifestar con todo esto que estoy escribiendo, el análisis resulta simple, pues es evidente que para los profesionales activos existen cuerpos colegiados que se encargan de regular y juzgar las conductas que atentan contra las disposiciones de corte etico.
Me permito ejemplificar tomando como objeto de raciocinio al Jurista.
El derecho como todas las profesiones liberales, debe cumplir una función social.
Los artículos 1 y 2 del Decreto 196 de 1971 “Estatuto del Abogado” señalan la siguiente idea:
Artículo 1: "La abogacía tiene como función social la de colaborar con las autoridades en la conservación y perfeccionamiento del orden jurídico del país, y en la realización de una recta y cumplida administración de justicia".
Articulo 2: "La principal misión del abogado es defender en justicia los derechos de la sociedad y de los particulares. También es misión suya asesorar, patrocinar y asistir a las personas en la ordenación y desenvolvimiento de sus relaciones jurídicas".
Lo antepuesto indica que la abogacía no es, como muchos piensan, una alternativa fácil para enriquecerse sin importar los medios utilizados, ni es tampoco defender cualquier causa, así sea injusta si los honorarios son importantes, ni tampoco el abogado es un hombre diestro en el manejo de la ley que puede defender a un mismo tiempo lo blanco y lo negro.
La misión del abogado es servir a la justicia y no pleitear, como comúnmente se dice. La misión del abogado es dar luz, y no complicar aun más los problemas. El abogado es un luchador por la justicia y debe tener, además de la rectitud de conciencia, profesionalidad, independencia, libertad y ser un defensor de los derechos humanos.
Además de la responsabilidad moral, el abogado tiene responsabilidad civil cuando actúe con temeridad o mala fe (artículos 73 y 74 C.P.C.), responsabilidad disciplinaria cuando incurra en alguna o algunas de las faltas tipificadas en el Título VI (artículos 48 a 56) del Decreto 196 de 1971, y responsabilidad penal cuando cometa alguno de los delitos establecidos por el Código Penal.
No podemos afirmar que todos los abogados, y ni siquiera que la mayoría, falten a la ética profesional. Sin embargo, esa minoría que transgrede los valores éticos está causando grave daño a la abogacía, que es enjuiciada por la sociedad y responsabilizada de la falta de credibilidad de los abogados y la desconfianza que se les tiene.
En Colombia existen cuerpos colegiados encargados de llevar a término el procesamiento y juzgamiento de los profesionales del Derecho que incurran en faltas de esta índole, es el caso del CONSEJO SUPERIOR DE LA JUDICATURA y Los distintos Colegios de Abogados de las diferentes ciudades.
Estas consideraciones son las que me permiten afirmar con vehemencia que nosotros los seres humanos en especial aquellos que ejercen profesiones como El Derecho, La Medicina, La Comunicación Social, en fin, si tenemos jueces naturales, sobretodo en aquellos casos en los que los postulados éticos son desvalorados.
“Estanislao Zuleta nos dice que Los colombianos normalizamos vivir en una democracia formal cruzada por el terror; aceptamos unos términos inequitativos e injustos en lo social; refrendamos un Estado atrapado en prácticas clientelistas y corruptas y cuyos agentes desbordan muchas veces sus fueros legales; desistimos del rigor racional para entender y actuar en la difícil realidad que tenemos, privilegiando un emocionalismo de corto alcance; degradamos la política y la ética, con sus requerimientos de causalidad y fundamentación, para poner en su lugar una estrecha moralización que reduce todo a asunto de buenos y de malos; trivializamos la vida en lugar de asumir la gravedad de lo que vivimos; dimos curso a la sensiblería y cerramos el camino a la sensibilidad; nos acostumbramos a unas clases dominantes enfebrecidas por el dinero y sin reato para con el horror en aras de sus intereses; confundimos la reclamación social con la subversión; nos habituamos a la resignación o a la explosión frente a las injusticias; cohonestamos con un Estado que, por débil, es terriblemente violento.
Notamos pues que el Maestro Zuleta discurre a cerca del estado actual de nuestra sociedad, gracias a la falta de compromiso e interés de nosotros mismos, pienso que en ese escrito a pesar de estar haciendo criticas a la posición frente a la actitud de vida del colombiano, también nos exhorta al cambio, entre otras cosas porque este es viable, es decir se puede conseguir siempre y cuando lo propiciemos día a día con nuestro esfuerzo y dedicación.
Necesariamente dentro de las sociedades deben existir este tipo de organizaciones encargadas de censurar conductas antiéticas, claro esta, la cuestión no debe limitarse al ámbito de lo profesional, sino también incluir las actuaciones de todos los individuos, pues los juicios de reproche en los aspectos morales deben primar en aras de fortalecer conductas.
Para finalizar quisiera expresar que El Maestro Estanislao Zuleta nos enseña que a través de la Educación y la Lectura lograremos interiorizar los Valores Morales y Culturales necesarios para convertirnos en personas integras, desarrollando de esta manera niveles inigualables en cuanto a intelectualidad, esto necesariamente nos convierte en seres con un elevado criterio de lo Justo, lo cual a lo sumo nos conduciría a tener la objetividad necesaria para rechazar conductas humanas deplorables e indecorosas.